8.16.2006

Notas finales de aeropuerto


Luego de despedirme, me quedé haciendo una de las cosas que más me gusta hacer cuando viajo: pasear por el aeropuerto.

Me senté en un café, saqué mi libro y me metí un rato en las primeras páginas de Rosa Montero, pero luego sin darme cuenta mi cabeza empezó a volar. Me imaginé una situación en donde simplemente me dedicaba a eso: a pasear por el aeropuerto. Ponerme la máscara de viajera, o de ejecutiva importante y visitar cada cierto tiempo el aeropuerto, aunque sea el Jorge Chávez (que sigue siendo pequeño, pero está bastante bien). Quizá ya saludo por su nombre a la seguridad de la puerta, a quien atiende en Dunkin Donuts o al chico que le dije "igualmente" cuando me deseó un buen viaje.

Luego pediría un café, me sentaría con un libro y me imaginaría un viaje que si es bueno lo anotaría en mi bitácora como un sueño que tuve o como un pendiente en la lista. Luego pediría la cuenta y el mozo me diría "Buen viaje" y yo dudaré si sabe que no viajo o si celebra el viaje que me mandé en mi cabeza.

Me tomaría un café o, dos como hice en Ezeiza, en donde luego del primer capucchino en "La Pausa", me metí a un puesto de revistas, a ver recuerdos de Buenos Aires y luego a tomarme un espresso en "Delicia", donde me volví a sentar y volví a leer y luego volí a pensar que esto de visitar de vez en cuando el aeropuerto podía ser una buena idea. O en todo caso, no llegar 2hrs antes de mi vuelo, quizá 3, o quizá más. Así tengo más cafés que conocer, más gente que mirar y más historias que contar.

*Foto: Gettyimages.com

4 comments:

  1. Que lees de Rosa Montero? Yo leí hace poco "La loca de la casa". No te daré mi opinión hasta que lo termines, si es que es ese el libro que leías.

    Saludos

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  2. ohh me gano Rodrigo, pero bueno que pusiste de dodne sacaste la iamgen, no se, pero como que se ve bien con tu blog y le hace juego... haz lo que quieras, pero no nos quites las historias.
    un abrazo.

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  3. Ah, me encantan los aeropuertos. Esa extraña sensación de estar en el limbo, ni allá ni acá, sentir un nudo en el estómago mientras pasan los minutos y se va acercando la hora de partir, pasear por los pasillos, ver las tiendas llenas de cosas que quizás nunca comprarás, observar a los demás viajeros y catalogarlos...

    Ezeiza me pareció grandioso, no es que me parezca mejor que el Jorge Chávez, es sólo que... es un aeropuerto en otro país! Eso lo cambia todo. Recuerdo que para terminar de gastar los últimos pesos que tenía me compré unos cuantos libros de Quino, y después de haberme paseado por Buenos Aires buscando buenos alfajores encontré en el Duty Free los famosos Havanna. Pero siendo sincero, me quedo con los Águila (recomendación de un puestero de Buenos Aires).

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  4. Jejeje: Ezeiza. Ahora sí, no?

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