Luego del caos, el desorden

El sábado gritaba por todos lados "ACTIVIDAD" en el establo (el hogar de mu, pe...) y esta partía de mi intento desesperado por encontrarme en este cuarto, en donde realmente paso un % mínimo de mis días, ya que el resto de tiempo me la paso en la chamba, o en otro lado. Mi cuarto, por su lado, pedía a gritos que le dedique un tiempo, y se lo tuve que dar.

Por dónde empezamos? Ah, sí... EL INVENTARIO

Tenemos un escritorio empapelado de dos ciclos de universidad, cuadernos llenos, separatas y exámenes; tenemos además libros míos, libros prestados (quién me prestó ENTRE LA VANIDAD Y EL PODER?) y libros que no son prestados, tampoco míos, tampoco me importa porque se quedan. Tenemos un clóset que estorba, un zapatero que busca llenar espacios, un estante medio lleno, medio vacío... (todo es relativo). Tenemos un caos, odio este cuarto.

Primera tarea: DEPURACION

"a la mierda", dije. Chau cariño, chau cachibaches, chau recuerdos. Boté rosas secas que tenía, total, si no me acuerdo quién me dio cuál, para qué engañarme? Boté mi birrete de graduación, boté mis cuadernos de borrador, boté latas portalapiceros, boté lapiceros, colores sin caja, boté botellas medio vacías, boté carteras que nunca usé, boté... de todo. Y así, una gran bolsa negra se llevó recuerdos que en unos meses probablemente ya habré olvidado.



Y mi cuarto quedó... medio vacío y dejó de no decirme nada para decirme un poco:
- Que necesito un librero más grande
- Que aunque no me gusten las joyas, tengo un montón (nota mental: empezar a regalarlas / nota para el público: no me regalen joyas, por favor...)
- Que no importa cuánto lo intente... se seguirá viendo desordenado. Y quizá eso dice mucho al final, porque quizá esa soy yo.