2006-1: Lo malo, lo bueno y lo muy bueno

Bailé muy poco, tomé mucho vino y subí 5 kilos. Me deprimí, me salí de mi misma y escribí más que nunca. No me reconocí yo, no me reconocía nadie y dejé heridas hasta que por fin me encontré. Me encontré a mí, a mis mariposas perdidas y me enamoré de nuevo. Leí poco pero nunca dejé de tener un libro conmigo. Recuperé amistades, perdí otras, me peleé un par de veces y siempre me amisté (Rok, I love you). Guillermu se quedó en Lima, Ericmu se fue. Kikín entró a mi vida, me hice amiga de mi prima y más amiga de mis ya amigas (muuuu...!!!).

Casi se instituyen los domingos de café y las vinadas de los Papas. Bajé los 5 kilos, me corté el pelo y cambié de anteojos. Seguí escribiendo, cambié de trabajo y conocí a grandes personas. Tomé muchísimas copas cappuchino (siendo la mejor la de maminos), aprendí a comer comida japonesa y a preparar cremas de espinaca. Tomé mucho (muchísimo) café y por un tiempo cambié vino por vodka tonics. Odié el ciclo en la universidad, me jalaron en mis parciales pero me fue muy bien en tesis (al menos, hasta ahora). Vi poco a mi Diegui, a mi Paya y a mi Brujis, pero tenemos una pendiente cuando termine por fin el ciclo.

Hoy tuve un sábado inútil, almorcé rico, me tomé una copa de vino y cerré el día en mi casa y con buena compañía. Me acuesto luego de escribir un poco y ponerme mi pijama nueva... con olor a nuevo.

Terminada la primera mitad del año, sólo debo decir que la curva exponencial indica un buen fin de año. Me dejaré llevar por las estadísticas.