Quemando

El calor insposortable que había empezado en mi cabeza ha terminado por expandirse por todo mi cuerpo. Ahora me quema el pecho, la espalda y los brazos me sobran. Incomodan tanto que me los quiero sacar.

Empiezo a quitarme el polo que tengo encima de la camisa, pero pasan los segundos como si fueran horas y el calor sigue ahí. Estoy incómoda en mi piel y sin que nadie en la oficina se de cuenta me empiezo a quitar la ropa.

Porque no puedo tapar el sol. El sol es para el verano, es para un sábado almorzando en el jardín, o para una cerveza dominguera en la terraza. Si con un dedo bastara para tapar el sol...

Entonces miro mi ropa, lo miro a él. Lo estoy retando. Le tiro entonces mi pantalón, mi polo, mi camisa y mis medias. Finalmente, de pura ira, le tiro mis zapatos.

Tontamente, porque miro y me doy cuenta que estoy acá en ropa interiory todo lo que tire es ahora fuego. Es inútil. Me doy cuenta luego que no es cuestión de taparlo, sino aceptarlo y esperar. Tan impaciente no puedo ser, a las seis ya habrá bajado y a las siete correrá viento fresco de nuevo.

La pregunta es que hago ahora en ropa interior?