La impotencia de verlo sufrir, la obligó a agarrar lo primero que tenía a la mano, cerrar los ojos llenos de lágrimas y con un cuchillo partirlo en mil pedacitos. Y así, antes de poder arrepentirse, vio como cada pedacito cobraba vida, empezaban a conversar entre ellos y a decidir cosas distintas
Luego la miraron, la perdonaron, uno le secó las lágrimas, otro le dio un beso en la mejilla, y todos se dieron la mano para volver a entrar en su pecho.
***FIN***
Te noto bien descorazonada últimamente
ReplyDeletevolver entrar a tu pecho WTF
ReplyDeleteeste...¿?
ReplyDeleteCreo que les sigues dando vueltas a aquel quien ya debiste dejar de pensar.
ReplyDeleteNos leemos.
no juegues con el cuchillo!!!
ReplyDeleteme siento medio "mal" de ser la única comentarista que adora que hayan vuelto tus cuentos cortitos. :-S
ReplyDeleteMostro!!!
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