Lluvia de ideas en una hora de caminata

Hoy me llegó el bus y decidí caminar a mi casa.
Una hora y en tacos.
Lo confieso, es un autoflagelo por no haber ido al gimnasio en casi un mes... como buena. Como si me sobrara la plata. Como si estuviera delgada.

Pensaba, mientras caminaba, que los gimnasios deben hacer más plata con la gente que paga y no va, que con la gente que va. Debe ser un nicho. Quisiera ver publicidad dirigida especialmente a ellos: 6 meses de gimnasio y GRATIS un set de pastillas para adelagazar (en la música de fondo cantan: "porque sabemos que nunca vas a ir laralalá")

El zapato con tacos. Au.

El primer tramo lo hice rápido y lo hice leyendo. Nunca había caminado por tanto tiempo con un libro en la mano. O digo, nunca había leído un libro, caminando. Me gustó.
Es más, me encantó.

Nota mental: zapatillas en la mochila.

Pero les cuento que para no seguir con tanto blah-blah, concreté mi promesa y me inscribí a la carrera. Ya no hay marcha atrás. Bueno, siempre hay marcha atrás (y escuché el camión tocando la lambada mientras retrocede). Pero creo que es un paso bien firme hacia adelante y alterando un poco "comienzo el lunes de nuevo", retomaré el training el martes y esta vez no les miento.

No, no estoy cruzando los dedos tras mi espalda.
No, no usaré la excusa de que aún me duelen los pies.
Sí, prometo que sí iré.

Porque lo escribí, ypapelitomanda, esto lo hace oficial.
Blog manda, whatever.