te voy a ser franca, y decirte directamente "extraño mi perú"

pero qué extrañas?

sus restaurantes... sus comidas... esa rica casualidad de ingredientes que de uno a uno se hacen para crear esto que le llaman criollo-fusión? pero acaso ese es mi perú? (sí, sí lo es).

pero y qué de la cultura? esa tan rica que dices, tan variada, tan costa, sierra y selva: sus huacos, sus totoras, sus montañas, su música y su plátano verde... acaso eso es mi perú? acaso eso es lo que extraño de mi perú? no... pues no es mi día a día, es lo que me hincha el pecho, pero no lo que recuerddo cuando miro atrás.

entonces qué extraño?

a mi papi, a mi mami, a mi grupo de amigas al que veía siempre (y a las que aún les escribo e-mails), a mis fines de semana tomando vinos (probablemente, argentinos); a mi choclo, mi chilcano y mi ají amarillo.

extrañas tu tráfico?

para qué te voy a mentir! no extraño ni a mi combi, ni a mi tráfico, ni al estrés de sobrevivir a un taxi que por un momento te pareció sospechoso; tampoco al hueco de la pista que no supe esquivar y acabó en mi llanta. Sí extraño a mi clima limeño, mi fría llovizna que no me oculta el invierno y a mi verano que se llena de sol, y de mar. extraño el kiosko en la esquina que cuenta las noticias. extraño mi idioma.

lo extraño un poco.

O más que un poco. En la medida justa. en la cucharita con medida que no me pide más, que no me pide menos. En la justa medida para no enterrarme en arena, pero alegrarme cada vez que escucho que alguien me dice que Perú es uno de los países más hermosos que visitó, que hay una buena noticia, que el futbol, que la carretera, que el alcalde, que el día está más azul y verde que ayer.

Lo extraño un montón.

Porque no estoy ahí. Porque no sólo me lo pierdo, pero me pierdo en un mundo que no conozco, que no habla mi idioma (y que no hablo su idioma). Porque por acá, las calles van en curva y yo trato de seguir de frente.

PS. feliz 28, peru.