Había pasado por alto el tiempo de la negociación (o seducción) una vez encontrado a ese chico, el que te da las mariposas.
"Y tú qué me das? Me vas a dejar ver el futbol (o rugby, en mi caso) con mis amigos? Puedo organizar yo los jueves de poker?"
"Y yo qué? Tú no sabes cocinar, me invitarás a comer al menos una vez a la semana? Yo elijo el restaurante".
Y así estaremos en damequetedoy, que hay que reparar el baño, que la cocina está vieja, que esta casa tiene valor para mí, que esta en mi última oferta. Y de pronto, llega fulanita con un escote más grande, y una falda más corta como si el invierno no hubiese llegado aún, a decir que con ella sexo todos los días y además, traerá a sus amigas. Y ahí empieza la pelea: a jalarnos los pelos, arañarnos y darnos de taconazos.
Pasamos del damequetedoy al quienmedamás y mientras, la casa se pavonea.
Pone la calefacción y se relaja jugando xbox.
Continuará...
Ah, el viejo truco de la tercera persona en escena.
ReplyDeletePor otro lado, yo creo que las clases de cocina para las novias deberían ser igual de obligatorias que las charlas matrimoniales.
ponte MAS escote, falda MAS corta y tacos MAS altos... solo para impresionar :)
ReplyDeleteEs que no sé a santo de que tiene que entrar una tipa asi en la casa de nadie, ajajajaja. Los escotes en invierno salvo los mios deberían estar todos prohibidos, ajaja.
ReplyDelete...desde la roca que me cobija.
Mar (...la vendedora de humo)