Ya pasó un año. Ya bajé de peso, ya lo recuperé (ya lo superé). Ya lloré mucho, ya lloré poco. Ya me emborraché, tomé y manejé, tomé y llamé, ya hice todo a
la vez. Ya me caí. Ya me levanté (y cada cierto tiempo, me vuelvo a caer). Ya fui bloggera frustrada y redactora no creativa. Ya agregué 60 páginas a mi diario, 170 posts a un blog y 2 correos a la carpeta inexistente de los no enviados. Ya hice tonterías, ya lo pensé mejor. Ya corrí, dejé de correr, retomé, dejé, retomé. Ya. Ya deambulé sin ruta, ya caminé las calles con los ojos nublados, en verano; y con las lunas mojadas, en invierno. Ya fui vaso vacío, lapicero sin correspondencia, dolor de barriga, corazón en venta, corto circuito, capullo y mariposa. Ya rompí un corazón (o ego confundido). Ya me confundieron también. Ya me encontré en 100 poemas y una canción desesperada. Ya. Ya me corté el pelo, renové mi clóset, ya me compré zapatos que combinan. Ya. Ya pasé por mi etapa del alfajor, del chocolate, del vino, la cerveza, el café con leche y el té verde. Ya. Ya extrañé demasiado, ya me desperté a las 4.30 de la mañana, ya pisé tu calle de nuevo. Ya te extrañé. Ya tracé un plan y lo boté a
la basura. Ya te quiero además, ya te quiero todavía. Y ya me quiero de nuevo.
Ya :)
Ya estoy mejor.