Qué me pongo? Qué me pongo?

así como es válido preguntarse lo mismo frente al espejo todos los días, es válido hacerse esta pregunta a unos cuantos varios meses de la boda. 

qué me pongo? 

sí.lo.sé. un vestido (es más, les conté que ya lo tengo?).

pero qué me pongo? 

dice la costumbre -muy poco peruana- que además hay algo azul, algo nuevo, algo usado, algo regalado y algo prestado.

pero qué me pongo? yo estoy pensando en algo más. 

estoy pensando en el apellido. 

dice la nueva costumbre de la feminista e individualista que te pones lo tuyo, sea azul, sea verde, pero que todos somos iguales, y en todo caso, que él se ponga el vestido! -digo, el apellido. pero no seamos ingenuos, un apellido no me hace ni más ni menos individuo, ni más, ni menos. así como ser Pérez no nos hace más o menos que un Sterne de Tovar y de Teresa. qué es un apellido?

yo te digo una cosa. para mí llevar el apellido de mi esposo es puro purito amor.

por otro lado, queda relegado el apellido del otro hombre al que amo. recórcholis, que confuso.

pero ... qué me pongo?

Y ni hablemos de esos apellidos combinados. porque para lo que son su apellido y el mío, juntos sería como un cadaver, no solo exquisito, pero multicultural. 

ni modo, por ahora, pijama. pues me voy a dormir.

gunait.