"Yo no quería tomar tanto
pero le juro que todas las botellas
decían "tómame" y cada vez que lo hacía
me sentía gigante".
De pronto, se puso a llorar lágrimas gigantes que hinundaron la habitación, la casa, la ciudad, y al final, todo el mundo.
(Lo sabía, no era el calentamiento global).
Complejo de Alicia? jeje.
ReplyDeletemuy divertido.
Ese es el mismo pretexto de mi padre u.u "son las botellas hija, las que me piden a gritos que las tome..." sí claro...
ReplyDeletey aunque sus lágrimas no son tan gigantes para inundar la ciudad, son de suficiente tamaño para acongojar los corazones u.u
saludos.