Para salir al mundo (cuando me llegó la edad de ser la que reventaba el cuete, si es que así se dice) había que caminar cuadras, esperar que alguien te jale, o pedir mi Taxi "Real" (en aquellas épocas). Soñaba con mudarme a Miraflores porque ahí parecían reventar más cuetes (y yo insisto), además que me hubiese hecho la vida más fácil cuando tuve que trabajar por ahí.
Pero me mudé a Amsterdam.
Y esta era la vista de mi cuarto, por ejemplo, en el día de la reina.
Y así como decidí que ya mucho cuete, y empecé a jugar con chispitas mariposas.
Y nos mudamos a Haarlem.
Cuando mis hijos (o hijo, o hija, o Pedro en todo caso) cumplan la edad de querer reventar cuetes, ya verán si quieren irse para Amsterdam, a Miraflores, o detrás de la tranquera. Yo mientras tanto, me quedo con mi bicicleteada de 5 minutos al centro, porque amo mi nuevo Pueblo (técnicamente ciudad, pero a mí no me engañas). Y felizmente, ya inventaron el Google Maps.
Del invierno pasado, porque este invierno anda medio tela (toca madera) |